Mirar a Jesucristo, y dejarse mirar por él. Encontrar su mirada misericordiosa, para poder decirle, con toda confianza y en total abandono, la oración que nos enseñó Santa Faustine: Jesús, yo confío en ti.
Mirar a Jesucristo, y dejarse mirar por él. Encontrar su mirada misericordiosa, para poder decirle, con toda confianza y en total abandono, la oración que nos enseñó Santa Faustine: Jesús, yo confío en ti.