Durante la Jornada mundial de la juventud en Cracovia, en Agosto 2016, el Papa Francisco recordó que: “La Misericordia no es sinónimo de “buenismo” ni de puro sentimentalismo. En ella se verifica la autenticidad de nuestra identidad de discípulos de Jesús y nuestra credibilidad como cristianos, en el mundo de hoy”
Como bautizado, discípulo de Jesús, estoy invitado a vivir los gestos de la Misericordia.
El primer gesto de misericordia descrito por Jesús es: “Dar de comer al hambriento” (cf. Mth. 25)
Frecuentemente encuentro en las calles o en el transporte, personas que piden dinero. Si yo puedo, les ayudo con un poco de dinero. Aun sabiendo que ese gesto no resuelve el problema de la pobreza, pero da una ayuda momentánea a esa persona que encuentro en mi camino.
Normalmente, un dialogo o una abreve conversación con esta persona significa mucho. El intercambio de nombres provoca una sonrisa en los rostros.
Madre Teresa que, durante toda su vida, amó y sirvió a los pobres dijo un día “Maria en Caná no hizo otra cosa que velar sobre las necesidades de los otros y hacerlas conocer a Jesús” En mi oración, yo puedo hablar a Jesús de esta persona que encontré.