En respuesta a la petición del Señor a Santa Faustine, San Juan Pablo II, el domingo 30 de Abril 2000, pidió que el segundo domingo de Pascua tenga desde ahora el nombre de “Domingo de la Misericordia Divina”.

Yo deseo que la fiesta de la misericordia sea un recurso y un refugio para todas las almas, y sobre todo por los pobres pecadores. En ese día las entrañas de la misericordia están abiertas, yo doy un océano de gracias sobre las almas que se acercarán a la fuente de la misericordia. (Pequeño Diario 699)

El Evangelio del “Domingo de la Misericordia Divina” es aquél de la aparición de Jesús Resucitado a los apóstoles y a Santo Tomás: ‘Jesús viene y se pone en medio de ellos y les dice: Paz a vosotros!. Después de esta palabra, les muestras sus manos y su costado. Los discípulos fueron colmados de alegría al ver al Señor. Y les dice otra vez: “Paz a vosotros! Como el Padre me ha enviado, yo también os envío” (Jn20, 19-21).

Cristo resucitado se manifiesta a los apóstoles. Conservó las heridas abiertas de su Pasión, de donde brota su Misericordia. Los apóstoles están invitados a contemplar las heridas, a recibir la paz y la alegría de la Misericordia e inmediatamente enviados a testimoniar de Jesús.